miércoles, 4 de noviembre de 2009

Un té a solas



Un té a solas
Esta tarde me he puesto un té negro de sombras de Estambul,
y he charlado un rato con el hueco que has dejado.
Entre sorbo y sorbo he saboreado tu ausencia.

Te he podido ver,
oler,
oír
y tocar
pues en ti todo lo invisible se hace realidad.

Y es que en esencia no soy más que
la libertad de una sonrisa en la calle
el tacto tembloroso de una mano curiosa,
y el aroma de una mirada desnuda en silencio
y sin la que desaparece esa parte tan mía
que ya solo a ti te pertenece.

Más tarde he retomado un libro de poemas semiolvidado
y al acostarme
he sido consciente de que no volveré a soñar contigo.

Has convertido mis sueños en carne y hueso
y ahora ya no tienes cabida en ellos.

Vivo huyendo de mis paraísos.
Y es que los versos de Sabina
los secretos “Del amor, las mujeres y la vida”,
y todos poemas de Neruda y alguna canción desesperada
descansan en mi leja de palabras prohibidas.

El té se cruza con tu cuerpo
y entre los posos encuentro
la claridad de tus ojos

En un parpadeo todas las barreras se han cancelado,
y ahora cuanto más lejos te veo,
más cerca te recuerdo.
La confusa distancia no es más
que una certera aproximación.

Tal vez es que necesitamos salir afuera
para comprender que queremos un adentro.

No se. No entiendo nada,
pero lo cierto es
que nunca lo había tenido todo tan claro.


Nestor Ruiz©

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